Mi jardín siempre ha sido mi refugio particular, ese espacio donde me siento en contacto con la naturaleza y donde puedo desconectar del mundo exterior. Sin embargo, tener un jardín en Galicia, con su clima impredecible, puede ser un desafío.
Uno de los mayores retos era mantener mi zona de baño exterior en perfectas condiciones durante todo el año. El viento, la lluvia y el sol podían dañar los muebles, la piscina y el resto de elementos, así que decidí tomar medidas.
Lo primero que hice fue buscar una empresa especializada en cubre piscinas en A Coruña. Quería una cubierta que me protegiera la piscina de la suciedad y de las inclemencias del tiempo, pero que también fuera estética y fácil de usar.
Tras investigar varias opciones, me decidí por una cubierta telescópica. Este tipo de cubierta me permitía abrir y cerrar la piscina con facilidad, y además, no afeaba el jardín.
Una vez resuelto el tema de la piscina, me centré en los muebles. Sabía que si quería que me duraran muchos años, tenía que protegerlos del sol y de la lluvia.
Así que opté por comprar fundas para todos los muebles de jardín. Estas fundas eran impermeables y resistentes a los rayos UV, por lo que protegían los muebles de la decoloración y del deterioro.
Además de la cubierta y de las fundas, también tomé otras medidas para proteger mi zona de baño exterior. Por ejemplo, instalé una pérgola para crear una zona de sombra y proteger los muebles del sol directo.
También planté árboles y arbustos alrededor de la piscina, que además de dar sombra, también actuaban como barrera contra el viento. Y por supuesto, no me olvidé del mantenimiento.
Durante los meses de invierno, cuando no utilizaba la piscina, la limpiaba a fondo y la cubría con lona. También revisaba periódicamente los muebles y las fundas para asegurarse de que estaban en perfectas condiciones.