Cuando se ve una tarrina de mantequilla y otra de margarina se puede pensar que se está ante productos similares por su apariencia. Pero no hay más que probarlos para ver que son cosas totalmente diferentes. La diferencia entre la mantequilla y la margarina está en los ingredientes utilizados para su realización. La mantequilla se hace a partir de la leche y lleva por tanto grasas animales. La margarina se realiza con grasas vegetales.
Hace ya unas décadas comenzó a venderse la idea de que la margarina era mucho más saludable ya que al no contener grasas de origen animal no tenía colesterol. De este modo, supuestamente ayudaba a las personas que tienen este problema para que puedan tomar sus tostadas con margarina y mermelada sin riesgo.
Pero una cosa es la teoría y otra es la práctica. La gran mayoría de las margarinas realizadas con aceites vegetales usan aceite de palma, aceite de coco o de cacahuete. Todos estos aceites contienen grasas saturadas que son tan perjudiciales para nuestro sistema cardiovascular como lo es el colesterol.
En la gran mayoría de envases de margarina se indican grasas vegetales sin especificar su origen, por lo que podemos deducir que se trata de una mezcla de todos esos aceites baratos ricos en grasa saturada. Solo aquellas margarinas realizadas exclusivamente con aceite de oliva serían realmente saludables para nuestro sistema cardiovascular.
La mantequilla, si bien posee grasas animales, no es tan perjudicial para el organismo como nos han querido hacer creer. En realidad, consumida con moderación, aporta muchas ventajas a la dieta ya que tiene algo contenido en Omega-3, en Omega-6 y en vitaminas como la A, D y E. También es fuente de selenio, yodo, manganeso y zinc entre otros.
Sus propiedades saciantes la convierten en un buen alimento para el desayuno. Sobre todo, teniendo en cuenta que la cantidad de mantequilla que se puede utilizar para unas tostadas o para la realización de unas galletas caseras es bastante moderada.
Un consejo importante a la hora de comprar mantequilla es adquirirla lo más natural posible. Siempre hay que leer bien los ingredientes y evitar aquellas que lleven grasas animales añadidas que no sean procedentes de la leche. El único ingrediente de la mantequilla debe de ser exactamente ese, la mantequilla procedente de la leche y en todo caso un poco de sal que se utiliza para poder emulsionarla mejor.