Si estás planeando hacer el Camino de Santiago, tienes que saber que el momento en que llegas a la Plaza del Obradoiro y te encuentras por fin ante la Catedral es algo que recordarás toda tu vida. Muchos peregrinos rompen a llorar con la emoción y por qué no decirlo, también con el cansancio acumulado, físico pero también emocional.
La peregrinación pone a prueba tu fortaleza física, es evidente. Sin embargo, la auténtica prueba será para tu cabeza y tu corazón.
En primer lugar porque cuando te duela la espalda y tengas los pies destrozados, ampolla sobre ampolla, la primera en rendirse será tu cabeza. En segundo lugar, porque el movimiento rítmico de la caminata propicia entrar en un estado de meditación. Jornada tras jornada repasarás los errores que has cometido en tu vida, las cuentas que has dejado pendientes, las pérdidas que ya creías superadas pero que aún no han sanado del todo.
Es un proceso por el que pasan todos los peregrinos, con independencia de si hacen el Camino solos o en compañía. Por mucho que llevar uno o varios compañeros de fatigas pueda hacer que nos amedrente un poco menos la distancia a recorrer, al final del día te das cuenta de que has estado en silencio la mayoría de las horas que has pasado caminando, dando vueltas a la cabeza.
Por eso cuando entregan sus acreditaciones para recoger la Compostela, prácticamente todos los peregrinos dicen que han hecho el camino por razones espirituales. Incluso si habías planeado el Camino como una forma activa de pasar tus vacaciones, la peregrinación te cambia por dentro.
Una vez cumplidos los ritos de la visita a la Catedral y la recogida de tu certificado, llega el momento de descansar. Recuerda que en Santiago te resultará prácticamente imposible conseguir plaza en un albergue, así que ten la precaución de reservar habitación en uno de sus hoteles u hostales.
Utiliza el servicio de taxi santiago es una ciudad pequeña en la que resulta fácil moverse a pié, pero tu alojamiento puede estar más lejos de lo que parece. Ya has cargado bastante con la mochila, guarda ahora tus fuerzas para disfrutar con las visitas a las localidades próximas o para continuar hasta Finisterre, el auténtico final del Camino.