La creciente comunidad de usuarios digitales, sumado al aumento de la confianza en los nuevos canales de venta, ayuda a entender el sólido ascenso del comercio electrónico. La necesidad de imprimir catalogos online es uno de sus efectos colaterales. Cada vez son más las tiendas virtuales que apuestan por la omnicanalidad y deciden vender sus productos físicamente en lugar de concentrar sus esfuerzos en el ecommerce.
El éxito de un catálogo depende de una serie de parámetros, el primero de los cuales es el tamaño. La mayor parte de los catálogos de tiendas minoristas apuestan por formatos como el A4 y el A5, que garantizan un óptimo aprovechamiento del papel. Si el contenido del catálogo hará hincapié en el material fotográfico, los formatos cuadrados son recomendados.
Otro de los puntos críticos en la impresión de catálogos es el papel, que debe elegirse en función del presupuesto y de las necesidades específicas del minorista. Así, el papel glossy proporciona un acabado brillante y una calidad superior, mientras que el papel reciclado supone un ahorro notable y se adapta al mensaje que interesa transmitir a las empresas comprometidas con el medio ambiente. Los papeles offset y estucado son muy utilizados en esta clase de documentos comerciales.
Por excelentes que sean las técnicas de impresión utilizadas, si el contenido del catálogo carece de calidad, el resultado final tampoco será el esperado. Por tanto, las empresas deben cuidar tanto los textos como las imágenes utilizadas. Estas deben digitalizarse con un número aceptable de puntos por pulgada o PPP para alcanzar la definición deseada en papel.
Siendo el catálogo una prolongación de la empresa, su identidad corporativa debe estar presente en cada una de sus páginas. Los elementos del branding (tipografías, colores, etcétera) deben tenerse en cuenta durante el diseño de los encabezados, los títulos o los pies de página. Así, los clientes asociarán el catálogo con los productos y establecimientos de la compañía.